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¿Cómo mandar mis archivos a imprenta?

Una de las cosas que nos da tantos quebraderos de cabeza a la hora de imprimir nuestros archivos son las características y el formato que debemos darle a nuestros diseños para, finalmente, mandarlos a imprenta sin que esto suponga un problema.
En Combo Comunicación queremos ayudarte a que este proceso sea lo menos tedioso posible; por ello, te indicamos algunas pautas a la hora de guardar y exportar tus diseños.

Conceptos básicos de impresión

 

¿CMYK o RGB?

El modo de color que usemos a la hora de crear o guardar nuestro documento es muy importante. Si nuestro archivo final está destinado a la impresión, lo adecuado es que trabajes en CMYK y que lo exportes en este modo de color.

Los colores RGB son “colores luz”, y están destinados a visualizarlos a través de una pantalla. Esto implica que los colores RGB tienen un radio más amplio en cuanto a luminosidad, mientras que los CMYK quedan muy limitados con tonos tan fluorescentes o vivos.
Es posible que cuando trabajes en CMYK o exportes tu archivo a este modo de color, veas los colores mucho más apagados. No te alteres, esto es normal. Al fin y al cabo, los colores CMYK no están destinados a previsualizarlos a través de una pantalla, por lo que la “codificación” del color no será del todo fiel a la realidad.

Los colores CMYK hacen alusión a la mezcla de pigmentos de estos colores primarios: Cyan (C), Magenta (M) y Amarillo (Y); y finalmente el Negro (K), el cual se añade como elemento puro ya que tiene que haber una alta concentración de esta mezcla para que se consiga este color. Estas cuatro tintas son las que se suelen usar en impresión digital, desde una fotocopia normal hasta un plotteado en grandes dimensiones.

Si mandamos nuestros archivos a imprimir en RGB, es muy probable que el resultado final no sea acorde al esperado, ya que la máquina puede hacer una interpretación errónea. Con este simple matiz puede suceder que tonos amarillentos salgan en tonos verdosos.

¿Impresión digital u Offset?

 

Muchos habréis oído hablar de estas dos opciones a la hora de imprimir pero, realmente… ¿qué diferencia hay? Simple:

La impresión offset está concebida para hacer grandes cantidades de un solo archivo, mientras que la digital está destinada a pequeñas cantidades.

A más cantidad en offset, más barato; a más cantidad en digital, más caro. ¿Por qué sucede esto? La técnica offset es mucho más rápida y económica, pero ello implica crear una plancha para cada pigmento de color. Por lo que, si queremos 100 flyers, obviamente nos saldrá más caro solo hacer las planchas. Con grandes cantidades nos referimos a unas tres mil unidades de un mismo archivo como mínimo.

Esta posibilidad no se contempla a la hora de imprimir digitalmente, ya que para ello se utilizan tóners de impresión que, inevitablemente, siempre van a suponer el mismo coste.

Mientras que en la impresión digital solo podemos barajar la opción de CMYK, en la impresión offset tenemos otra alternativa: el Pantone. Estos colores están hechos con pigmentos puros, por lo que no necesitan mezcla con ningún otro color. Las impresiones offset con Pantone son ideales a la hora de imprimir archivos en grandes cantidades y que no superen los 4 ó 5 colores. Un ejemplo de ello son los envases de productos o los packagings, como cartones de leche o cajetillas de tabaco.

¿Qué es la sangre de un archivo?

Aquí es donde entramos en terreno pantanoso y donde, probablemente, se genere más confusión a la hora de guardar un archivo.

Es probable que alguna vez hayas mandado algo a la imprenta y te hayan pedido que le volvieras a reenviar el archivo con “sangre” o “sangrado”; pero realmente, ¿qué significa esto?

La sangre de un archivo es el espacio “extra” que se le da a un documento en los márgenes del mismo. Lo normal es añadir 3 mm de más a cada lado, y con ello se pretende que no se queden espacios “en blanco” o “sin impresión” en el caso de que tu diseño o algunos elementos lleguen a ras del tamaño exacto.

Si te has fijado alguna vez, cualquier impresora (por ejemplo, una casera) no imprime a ras del folio, siempre deja un margen a cada lado que no es imprimible. Esto es así para que la tinta no salga del papel y, por lo tanto, no manche la superficie de la impresora. Ninguna máquina imprime a sangre o a ras, por lo que siempre deberemos dejar unos milímetros de cortesía para, posteriormente, poder cortarlo al tamaño final sin que se queden espacios en blanco.

Pero… ¿cómo guardo un documento con sangre?

Normalmente los programas destinados a diseño (paquete Adobe, Corel…) integran estas opciones para hacerlo automáticamente. Por ejemplo en Illustrator, al crear un nuevo documento, te darán la opción de darle sangre, pudiendo poner a cada lado los milímetros que mejor se adapten a tu proyecto. Cuando marcas estas opciones, tu archivo se crea con una mesa de trabajo en blanco (el tamaño real) y en el exterior lo rodea un marco que comúnmente es de color rojo. Tu diseño tiene que llegar hasta estos marcos rojos.

 

Sin embargo, para que este espacio y estas marcas queden reflejados, no vale guardar el archivo de cualquier manera. Para ello, tenemos que exportarlo en PDF y, una vez que se abra el cuadro de diálogo con las opciones de guardado, tenemos que indicar que queremos conservar las opciones de sangre y sus marcas. Si no hacemos esto, la sangre no se verá reflejada en el archivo final y, por lo tanto, no servirá de nada que trabajemos un documento con sangre.

En Photoshop, por ejemplo, no te da esta opción de primeras. Debes crear el documento con el tamaño final sumándole los milímetros que quieras añadirle de sangre. Una vez hecho esto, lo fácil es marcar con guías el límite de tu sangre. Las marcas del sangrado solo se podrán indicar cuando le des a imprimir. Así que si tienes un archivo diseñado en photoshop, te aconsejamos que lo envíes directamente en PSD a imprenta indicando cuántos milímetros de sangre tiene.

Si trabajas con otro programa no especializado en diseño u online, tipo Canvas, deberás crear las marcas tú mismo a mano, aunque no te recomendamos este tipo de programas porque, aunque no te guste, la calidad para exportar estos archivos es muy pobre.

Esperamos que todos estos consejos te hayan ayudado a la hora de preparar un archivo para imprenta. Aún así, en Combo Comunicación estamos dispuestos a ayudarte y a asesorarte en todo lo que necesites. ¡Pregunta sin miedo!